II Festival International 
de Performance i Poesia d'acciò

Centre del Carme
Valencia (Spagna) 
18, 19 e 20 ottobre 1991

con

David Alarcon, Paolo Albani, Pierre André Arcand,
Ahmed Ben Dhiab, Esther Ferrer, Flatus Vocis Trio,
Eugenio Miccini, Elisabette Mileu,
Rafael Santibanez, Jan Swidzinski, José Tarragò,
Valentin Torrens, Isidoro Valcarcel

 

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Con el receptor. 
A favor de un arte que se huela a distancia.

Lo cierto es que siempre me he sentido atraído por la aplicación e integración de lo interdisciplinar en el ámbito artístico. Y si soy consciente del carácter no novedoso de la idea, estoy persuadido de que sí lo son muchos de los resultados obtenidos por esta práctica. Creo, además, que el brillo instantáneo, originado por los puntos de cruce de lo específico, suscita dobles y triples lecturas en el receptor, y rompe la cualidad unívoca de la habitual recepción del arte que éste tiene. Por ello, si el ejercicio de lo interdisciplinar permite abrir vías creativas más innovadoras que las producidas por la práctica de lo específico, salgo también en defensa de la eficacia del signo artístico plural sobre quien lo percibe.

La validez social de lo múltiple estribaría - a mi parecer - en la maniobra dispersiva del proceso de captación y conocimiento, ya que, cuando percibimos por separado un objeto, un gesto, un olor, un color o un sonido, nuestra estructura sensorial acentúa una de sus ramificaciones en su trayectoria de aprehensión, enflaqueciendo el resto. Elio implica que no se provoque sino débilmente esa conmoción o efecto de shock de que Joseph Beuys hablaba en sus escritos, considerándolo como la fuente energética capaz de generar cierta transformación en la consciencia del receptor, adecuandose así al cumplimiento de la función social del arte, reclamada tantas veces en sus textos teóricos.

                                                                                        Bartolomé Ferrando
 
 

A propósito de las actividades poéticas de la segunda mitad del sigio XX, fueron al principio las primicias, los primeros frutos de la tierra, de los espíritus.
Los grandes se llamaron los Futurismos, los Dadaísmos, el Surrealismo, a caballo del fin de las literaturas poéticas, augurando la llegada de las acciones visuales, sonoras, escritas e impresas que no existían con esas escuelas o capillas, según el caso, o incluso anti-escuelas. Esos movimientos fueron locales, a costa incluso de sus influencias universales.
Sus canales fueron los libros, las exposiciones, algunos escándalos, algunos manifiestos.
Era grande, y no se ha acabado de pasar revista a esos poderes, pero se la pasará con y en la Historia. Es enorme y sin más.
Luego apareció nuestro siglo, el que ve las potencias electrónicas, los viajes intersiderales, las radiofonías universales, las estupideces y las libertades en todos los continentes.
Todo lo que ensombrece a la vez los comunismos, los franquismos, las dictaduras y otros disparates que no tienen nada de vivo.
Y al principio de nuestro nuevo siglo, hay algunos que viven las vías del Verbo en expansión, mientras nuestros Estados viven el Verbo antiguo que linda con los Marx u otras cosas.
Más allá de todos esos Estados (de ánimo o no) nosotros nos hemos puesto a inventar nuestros festivales, en todos los países, en todos los continentes.
Sabed que no tenemos nada en común con la primera mitad del siglo.
Hemos salido sencillamente de los pensamientos proféticos;
estamos en un sigio 1.

                                                                                                        Henri Chopin
 

Interventi dal catalogo del II Festival Internacional de Performance i Poesia d'Acció, a cura di Bartolomé Ferrando e Francesc Gonzalez, Valencia, 1991, p. 3.

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